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Tendencias de los libros de texto: Cómo obtienen los estudiantes universitarios de EE.UU. los materiales de estudio

Lectura de 3 minutos | Agosto de 2016

Cualquiera que haya estado recientemente en un campus universitario puede afirmar que las plataformas y los dispositivos digitales han transformado radicalmente la experiencia de los estudiantes universitarios y de posgrado. Sin embargo, un formato muy antiguo -el libro de texto impreso tradicional- sigue siendo el más popular entre los estudiantes estadounidenses.

Más de dos tercios (69%) del gasto total en libros de texto sigue destinándose a material impreso, según datos del informe de Nielsen sobre las actitudes de los estudiantes estadounidenses hacia los contenidos en la enseñanza superior.

La investigación, basada en datos procedentes de entrevistas a más de 1.800 estudiantes de instituciones académicas de dos y cuatro años, reveló que alrededor del 39% del gasto se destina a material impreso nuevo, el 17% a material impreso usado y el 13% a material impreso alquilado.

Actualmente, sólo el 31% del gasto en material didáctico de los estudiantes se destina a formatos digitales (22% compras digitales y 9% alquileres digitales).

¿Por qué sigue siendo tan popular el formato impreso? En gran parte porque los estudiantes dicen que sigue siendo el mejor formato en aspectos clave, como la facilidad de lectura y la facilidad para subrayar y anotar.

Sin embargo, los materiales digitales también tienen sus ventajas, ya que, según los estudiantes, son más fáciles de transportar, más respetuosos con el medio ambiente y permiten incorporar mejor elementos como las animaciones.

El uso de materiales didácticos digitales puede deberse en parte a las tendencias generales de los dispositivos. Alrededor del 88% de los estudiantes sigue utilizando un ordenador de sobremesa o portátil o un dispositivo híbrido para realizar las tareas de al menos un curso, mientras que solo el 32% utiliza una tableta. Sin embargo, los teléfonos móviles ofrecen un potencial de crecimiento, ya que más de la mitad de los estudiantes afirman que ahora utilizan un smartphone para realizar las tareas de al menos un curso.

Aunque los estudiantes están divididos en cuanto al uso de dispositivos y las preferencias de formato cuando se trata de materiales de curso, hay algo que es casi universal: la conciencia del coste. Los estudiantes universitarios son muy selectivos a la hora de adquirir material didáctico debido a sus limitados presupuestos.

Las librerías universitarias siguen siendo el principal canal de venta al por menor para comprar libros de texto de al menos un curso. Alrededor del 34% de los estudiantes afirman utilizar la tienda de su universidad (online y offline), citando la comodidad y la rapidez de suministro como las principales ventajas. Amazon es el segundo canal de compra más utilizado (28% de los estudiantes).

Sin embargo, los desalentadores costes también han llevado a los estudiantes a buscar métodos alternativos para encontrar textos, como el préstamo, el alquiler o la descarga ilegal de material (el 16% de los que no compran material didáctico para un curso concreto afirman haber descargado ilegalmente material didáctico de sitios de torrents).

Un formato relativamente nuevo que puede acelerar el paso a lo digital al tiempo que ayuda a reducir costes son los recursos educativos abiertos (REA). Uno de cada cuatro estudiantes afirma que uno de sus cursos ha exigido el uso de recursos REA, cuyo uso y distribución son legalmente gratuitos en sitios públicos de intercambio de archivos.

Otro enfoque digital es el uso de sistemas integrados de aprendizaje (ILS). Estas plataformas digitales proporcionan contenidos didácticos interactivos basados en las necesidades particulares y el ritmo de progreso de cada estudiante. Tres de cada cinco estudiantes utilizaban un ILS en al menos un curso. Todas las características fueron muy bien valoradas, como la ayuda para estudiar para los exámenes, la mayor facilidad para completar las tareas y la mejor preparación para las clases, y el 64% recomendaría este método.

En última instancia, esto podría significar que los libros de texto impresos no sean superados por los libros de texto digitales, sino que sean sustituidos por algo completamente diferente. Sin embargo, con información práctica sobre el comportamiento de los estudiantes a la hora de estudiar y trabajar, las editoriales académicas y los minoristas pueden adelantarse a estas tendencias.

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