No cabe duda de que 2020 será el año más importante de mi vida. Entre el nuevo coronavirus, el censo de Estados Unidos, la justicia social y las elecciones presidenciales, este año nos ha hecho a todos, colectivamente, replantearnos lo que es importante para nuestras familias y en nuestras comunidades. Quizás para los BIPOC (negros, indígenas y personas de color), 2020 ha puesto de relieve la importancia de la unidad, la empatía y la comunidad porque, como grupos diversos, nos hemos visto afectados de manera desproporcionada por la pandemia, el racismo y la política divisiva. 

A medida que nos adentramos en la recta final de un ciclo electoral presidencial en el que, por primera vez, los hispanos formarán el mayor bloque de votantes después de la población blanca no hispana, la pregunta que todos se hacen es si la incertidumbre de los tiempos llevará a más latinos a las urnas.

En realidad, la respuesta a esa pregunta está en cuántos hispanos están registrados para votar. He aquí por qué: 

A menudo oímos que la participación electoral de los latinos es baja: sólo el 40% de los votantes latinos mayores de 18 años vota. Técnicamente, esta afirmación es cierta, pero no lo es del todo. De hecho, el 72% de los votantes hispanos registrados votan. 

En Nielsen dedicamos mucho tiempo a evaluar las tendencias sociales, económicas y políticas de los hispanos. Todas las investigaciones nos dicen que los hispanos valoran su derecho al voto, y lo vemos en la población votante registrada. El reto es que no hay suficientes latinos con derecho a voto inscritos. De hecho, solo alrededor de la mitad de nosotros nos registramos en 2018, lo que sitúa a nuestra comunidad por detrás de las poblaciones blanca y negra.

Esto se debe a varias razones. Una se debe a la composición de la población hispana. La población hispana de Estados Unidos es desproporcionadamente joven, con casi un tercio de la población menor de 18 años. La segunda razón es que un porcentaje menor de latinos mayores de 18 años están registrados, en comparación con otros grupos. Por eso son tan importantes las actividades de registro entre las comunidades latinas. Nuestro mayor reto no es que no votemos, porque cuando estamos registrados, de hecho votamos en porcentajes similares a los de otros grupos demográficos. El mayor reto de nuestra comunidad es aumentar el registro entre los votantes latinos con derecho a voto. A medida que aumente el número de inscritos, también lo hará el número de votantes. Estas cifras se mueven en paralelo. 

Hay varias razones por las que es menos probable que los latinos se empadronen. En primer lugar, existen algunas barreras que dificultan el registro. En algunos estados, el registro es complejo y desconcertante, lo que hace que disminuyan las inscripciones. Para muchos latinos que reúnen los requisitos, existe la preocupación por la privacidad, ya que los votantes latinos que reúnen los requisitos se preguntan si podrían exponer a familiares o amigos que están indocumentados o en proceso de buscar documentación. Por otra parte, las familias latinas jóvenes que viven en estados en los que el registro incluye un componente presencial pueden no ser capaces de tomarse tiempo libre para visitar un lugar de registro. Estas familias también pueden tener problemas de cuidado de niños o ancianos que les impidan salir de casa y exponerse innecesariamente al virus. O, tal vez, los latinos no se registran lo suficiente porque muchos sienten que los candidatos no hablan directamente con nosotros sobre temas que importan a nuestras familias y nuestras comunidades.  

Los hispanos, que representan casi el 20% de la población estadounidense, responden a una narrativa aspiracional. Creemos en el sueño americano porque lo estamos viviendo. Los latinos están aumentando rápidamente en todos los indicadores socioeconómicos: ingresos, educación, propiedad de la vivienda, espíritu empresarial y compromiso cívico. Somos optimistas sobre nuestro futuro en Estados Unidos.

Pero con frecuencia, los latinos se sienten excluidos de la narrativa estadounidense. Hay muchos ejemplos: amigos a los que se les dice que dejen de hablar español y "vuelvan a su país"; no vemos suficientes caras latinas en los medios de comunicación, y cuando lo hacemos, suelen ser estereotipos denigrantes de los hispanos; y, por supuesto, una retórica política cargada que ataca a los inmigrantes y a nuestros países de origen. 

Los políticos que realmente quieren representar a todos sus electores deben contrarrestar esta narrativa negativa siendo deliberadamente inclusivos y expresando un acercamiento personal a los latinos. Queremos ver más candidatos hispanos que se presenten a todos los niveles de cargos electos y que lleven a cabo campañas de base como hablar con los votantes en nuestros barrios. 

Queremos que los candidatos demuestren que respetan los valores prioritarios para los hispanos, como la familia, la tradición y la cultura, y que abordarán las cuestiones que más nos preocupan, como el empleo, la sanidad y la educación.

Con los plazos de registro de votantes a la vuelta de la esquina a principios de octubre en algunos estados, ahora es un momento crucial para que los votantes hispanos se registren, porque los datos muestran que, una vez registrados, los latinos son mucho más propensos a votar. Igualmente importante es implicar a los jóvenes latinos. Aproximadamente cada 30 segundos, un latino cumple 18 años y puede votar. Dada la juventud de la población hispana, estos jóvenes adultos representan una enorme base potencial de votantes. Personalmente, estoy recordando a todos mis familiares y amigos que se registren y voten.  

Los latinos acudieron en cifras récord a las elecciones de mitad de mandato de 2018. Sé que podemos establecer un nuevo récord este noviembre, y en cada elección posterior. Los latinos son el futuro político de este país, pero depende de nosotros hacerlo realidad: debemos registrarnos para votar, y luego hacerlo. 

Este artículo apareció originalmente en HipLatina.